jueves, 6 de octubre de 2016

SIN CONDICIONES

Rajoy, renunciando a su permanente animadversión hacia los medios de comunicación, nos ha anunciado que "no pondrá condiciones al PSOE" si decide abstenerse en la previsible investidura dios mediante.

Se lanzó hacia los periodistas que hacían guardia a la puerta del local del acto de turno en Málaga como mantis religiosa sobre su consorte. Vorazmente.

Parecía otro, un sosias, una imagen holográfica de sí mismo en modo rápido, no sé, cualquier cosa menos el señor gallego de gafas.

Lo malo es que conociéndole como le vamos conociendo... o no, que nunca se sabe, no parece normal tanta diligencia por su parte. Tiene que haber truco.

Ahora se siente generoso y no le pide nada de nada al PSOE para que le regale cuatro años de mangoneo y despilfarro? Cuando las encuestas le encumbran más allá de su particular olimpo monclovita, otorgándole más de 150 diputados en las próximas elecciones?

Me da en la nariz que hay gato encerrado. Y no solo encerrado, putrefacto debe estar el pobre gato.

Mientras Felipe "Millonetis" haciendo de mamporrero de sus nuevos amiguitos, empuñando la cucharilla de tomar caviar iraní como arma cortante y pinchante para apuñalar por la espalda a su hijo descarriado (¡ay, Pedro, qué dolor!), acompañado de Susana "La Macarena", suelta la melena trigueña de camomila al viento de la historia, en pleno llanto descompuesto por los rincones de Ferraz (¿quién le ofrece un pañuelo de lino y seda para enjugar su lágrimas morenas?), jugando al puedo más porque más puedo, lideresa de ejércitos quintacolumnistas y enimágtica maestra del voy pero no voy.

Cuando tendrán la osadía de poner el cascabel al gato? Sí a ese gato putrefacto y encerrado en el cajón de la mesa del despacho de ¡Pedroooo!?
En el momento que tamaña infamia ocurra, los cielos se abrirán, descenderán querubines y arcángeles, serafines y poderes, principados y dominios (ángeles todos ellos para conocimiento de los lectores menos duchos en los meandros de la religión católica y sus adyacentes)... arremangados y enfurecidos para dar de collejas a estos tontos útiles en manos del siniestro (aquel señor gallego con gafas).

Nos esperan cuatro años de tinieblas y zozobras, de magulladuras en la garganta de tanto grito, de llagas en los pinreles de tanta mani como nos vamos a comer y litros y litros de alcohol que correrán por nuestras venas para darnos una pizca de calor en este invierno frío y permanente.

"Sin condiciones", dice el Gatopardo gallego. ¡Y una leche!

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