viernes, 7 de octubre de 2016

HABLEMOS DE ESTÉTICA. PARTE III

Esta mañana me he levantado con el ánimo guerrero, dispuesto a lancear molinos de viento montado en mi Rocinante de alquiler. Pero hete aquí que los molinos han devenido en enanitos de jardín. ¿Con qué lanza entro en duelo caballeresco con un enanito de jardín?

No hay caso, tendré que enfocar mejor mis ansias justicieras.

Aparco, pues, mi cabalgadura en el más oscuro rincón de mi mente y dejo que mis ojos despiertos recorran documentos y documentos, páginas y páginas llenas de sesudos discursos y resolutivas soluciones. Hasta que, ¡eureka!, encontré un nombre que se colgó de mis retinas y arañó con fruición mis neuronas anhelantes: ¡PODEMOS ESCUCHA!

Sí, amigos y amigas, no lo podía creer, se salía de mis más elementales cálculos de lógica cuántica, pero ahí estaba, rutilante, luminoso, cual faro en la niebla, guía de navegantes extraviados: ¡PODEMOS ESCUCHA!

Una y otra vez intentaba que mi mente absorbiera tan enorme verdad incontrovertible, dejando vagar mis recuerdos locos a su aire... Y dí con la respuesta. ¡Claro, que sí!

Recordé nítidamente que en el principio fue el verbo. Aquellas palabras del amado líder cuando en un tono retumbante y premonitorio, extendiendo su mano, dijo: "Se presentarán mejores propuestas... y una de ellas la encarnará Ramón, mi hijo bienamado, aquí presente" (Bueno, no es literal, pero sí recoje el espíritu de la declaración ante los medios, como para que no se enterara nadie, discreto él, como casi siempre)

Y recogiendo el espíritu del escucha a tu pueblo señor, surgió de las aguas "PODEMOS ESCUCHA", a imagen y semejanza de dios padre (del hijo, ya si eso hablamos otro día).

Su primera parábola versó sobre algo así como que los rostros no pueden tener ideas o que las ideas estaban mejor sin caras, o viceversa, no sé.

Y comenzó su cabalgada sobre los tiempos y los procedimientos acunando un silogismo certero cual flecha de Guillermo Tell impactando en manzana errónea: PODEMOS ESCUCHA; yo os escucho; ergo yo soy PODEMOS.

Impecable.

No debemos olvidar que la modestia y la humildad son grandes virtudes de los profetas más conspicuos, por lo que siendo Ramón el adelantado de nuestro amado líder para la evangelización laica de madrileños y madrileñas, está adornado profusamente con ambas.

 Solo hay que echar un vistazo somero a los documentos (¿palabra de dios?) que PODEMOS ESCUCHA ha presentado a esta, su grey.

Modestia y templanza, armonía con el universo, yo estoy pero no estoy, me veis pero no me veis... así soy; ideas sin rostro, sin presencia material... solo espíritu y embeleso en el márgen.

 Todo un emblema y un estandarte dignos de ser acompañados con timbales y fanfarrias mientras las aguas se abren a su paso. ¡Llega la verdad! ¡Llega la vida! ¡Arrodillaos!








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