domingo, 23 de octubre de 2016

139 VOTOS CONTRA 96

El magnicidio está consumado. Por 139 votos contra 96 el Comité Federal del PSOE (¿?) ha decidido que le regala la piruleta al Marianico, por el bien de todos los niños de la clase, que ya llevábamos mucho tiempo sin salir al recreo.

Estos hombres y mujeres, adultos y responsables, con el sentido de la historia cabalgándoles las sienes, tras debate sesudo, parsimonioso y beneplácito, han decidido, uno a uno, una a una, con voz tronante los más, con voz acongojada los otros, que sí, que se abstienen en favor de la patria, ¡faltaría más!

Con este resultado a ver quien es el guapo o la guapa que se pone a coser los desgarrones. Bramante de pelo de unicornio en plena berrea de apareamiento va a ser necesario para los zurcidos.

Mientras, allende los muros del castillo de la bruja de Blanca Nieves, una parte no desdeñable de los  plebeyos del reino, en pie de algarada, firman con lágrimas y tinta roja pliegos y pliegos por el "No es No" y reclaman ser escuchados antes de que la doncella sea sumergida en el sueño eterno.

En mi vida he asistido a una masacre política, en campo enemigo, tan bien diseñada y mejor ejecutada por un elemento tan triste como el niño de las gafas, Marianico "El Galaico". Increíble.
¡Qué buenos dinamiteros ha reclutado entre las huestes de Ferraz!

Sin levantarse del sillón presidencial en funciones, sin mover un ápice ese gracejo que le caracteriza, sin agitar ni una pestaña, jugando a comerse los minutos untados con mermelada rosa de las legislaturas fallidas, consigue, el muy truhán, que no tan señor, hacer picadillo a su oponente histórico e histérico y quedarse con todo el pastel de cumpleaños.

¡Pobres chiquillos del psoe (ya con minúsculas)! Tan bien educados ellos que han preferido entregarse con armas y bagages, cohetes y fanfarrias, jamonadas y lechuguitas, en manos del Tío Gilito y sus golfos apandadores, a crecer y hacerse mayores defendiendo los derechos de los sobrinitos del Pato Donald, que son muchos más pero menos agraciados y no regalan confetis en los cumpleaños.

Habemus pues Papam. Habemus descojanamiento desde las derechas de este país, que son varias y montaraces. Y habemus, sobre todo, tierra quemada y rastrojos en los campos de rosas, antaño lozanas y fragantes, hoy marchitas y espinosas, a la espera de la aguja mágica que zurza las costuras desgarradas y las comisuras de los labios en esos rictus amargos simulando sonrisas.

A los liliputienses de a pie solo nos queda el aroma a violetas en el aire, ese que destilan círculos morados, como último baluarte de nuestra decencia y nuestra dignidad.

Esperemos no cagarla de nuevo.

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