viernes, 7 de noviembre de 2008

Los españoles también emigrábamos en patera.


Una amiga de hace muchos, muchos años me manda una foto que tiene su aquel. Ahora que estamos en plena crisis económica, que el paro está creciendo como barriga en periodo especial (esto lo conocen bien los cubanos que lo vivieron, y no digo mas), que nuestros bancos necesitan inyecciones de euros en vena para no atragantarse y estornudarnos sus resultados negativos escondidos entre los abalorios de la "contabilidad imaginativa". Ahora que ZP parece que ha conseguido un banquito en la reunión del G-8 mas el G-20, dios sea loado, y desentrañará las soluciones de la socialdemocracia española para la crisis mundial. Ahora que ya no se vende un jodido piso ni con reclamos ni con banderitas. Ahora digo, nos comemos el coco con la inmigración sobrante, esos que ahora nos jode ver por todas las esquinas haciendo cola en las oficinas del Inem, nuestro Inem del alma. Antes qué bien nos venía que nos quitaran la mierda por cuatro chavos, qué bien nos sentíamos cuando éramos servidos por la chamaquita de ojos negros y cabello como ala de cuervo mientras leíamos, displicentes, el periódico del día y nos regodeábamos de nuestra grandísima suerte de vivir en un país con amplias posibilidades de crecimiento y desarrollo (cemento y bulla, oiga). Pero hoy, hoy ya no nos sale esa sonrisa de superioridad, ya no nos llega la camisa al cuerpo, nos acojona el presente y no digamos del futuro. Hoy nos sobra el canguelo, y con razón, que la cosita se está poniendo muy mal, pero que muy mal. Y en esa situación nos vemos metidos todos, los arrecogíos y los oriundos, no se salva ni dios parece.
Bueno, puesto en todo este tejemaneje, mi amiga, como os digo, me manda una foto que no tiene desperdicio. Y os la pongo para que reflexionemos, si es que tenemos el coco para tamaño esfuerzo, o para lo que cada cual quiera, que no hay obligaciones.