viernes, 4 de mayo de 2007

Lo difícil es continuar

Cuando se empieza un texto siempre se hace muy cuesta arriba, el blanco de la pantalla es como un enemigo esperando tu ataque y, tú, indeciso, no sabes si enarbolar la lanza o salir corriendo en muy digna estampida. Habitualmente opto por esta segunda decisión y me quedo tan pancho.
Pero si he decidido abrir una ventana a no se sabe qué mundos desconocidos y trasladar paulatinamente jirones de mis pensamientos, sentimientos y demás interioridades personales a estas cuartillas cibernéticas en blanco, no es menester arrugarse antes de tiempo.
Tiempo habrá de arrepentirse... o no, quien sabe!
De momento pretendo solo tantear mis habilidades tanto para escribir con una cierta lógica, como para manejar estas herramientas nuevas para mí, y después cuando coja soltura en ambos menesteres ya veremos hasta donde doy de sí.
Tiempo no me falta, lo tengo a raudales, ¡vamos para regalar!, de modo que en algo tengo que emplearlo, y mira por donde aparecen estos pequeños laberintos de palabras para abrir huecos.Y en esas estamos, abriendo huecos y removiendo las telarañas de más de cuatro lustros sin cojer la pluma (matafóricamente hablando) para emborronar cuartillas (más metáforas) y dejar constancia indeleble de mis tonterías más íntimas (¡jesús, qué peñazo!).
Imagino que esto es como todo, con un poco de entrenamiento hasta conseguiré hilvanar frases medianamente inteligentes con algún sentido, y no solo para mí, que eso no tendría el mayor mérito, sino para mis posibles lectores y lectoras, cuando los haya.
Veis, falta de entrenamiento, ya me he cansado de darle a las teclas, por hoy me he ganado el pan y espero que mi musa no sea demasiado severa, total para lo que me inspira!
Agur.

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