viernes, 4 de mayo de 2007

Empezando con esmero

Hoy empiezo este mi blog con la ilusión del niño que recibe un caramelo en la puerta del colegio. Ojos abiertos, sonrisa tonta y los útiles escolares atados con un cordel arrastrando por las calles (esos no son niños de hoy, no es cierto?). Bueno, ojos abiertos, sonrisa tonta y la ciberconsola con el último algoritmo colgando del cuellito almidonado.

En realidad no sé para qué coño he abierto este blog, si no me hablo ni conmigo mismo. Será la curiosidad, ligera, que me producen las nuevas tecnologías, el ciberespacio ese que dicen, navegar por redes invisibles y entrar en casas y cerebros de desconocidos y desconocidas, urgar en las íntimas miserias y grandezas ¡joder, qué pomposo!

Pudiera ser que nadie me lea en la vida (es lo más fácil), y me quede solito como pan que no se vende, escribiendo, escribiendo y escribiendo por toda la eternidad (¡que cansancio!), aullando y aullando a la luna escondida entre los pliegues de los bits.

Aunque eso no serían lo increíble, sin duda lo inverosimil sería que alguien me lea y hasta sea tan osad@ de responder con diligencia, nocturnidad y alevosía. Si cualquiera de l@s que estais ahí fuera siente esa tentación le ruego que sucumba a ella y me haga saber de su existencia.

No pretendo con este blog hacer ninguna bandera ni bandería, no creo en los trapos como portadores de las esencias de nada ni de nadie, bueno en general no creo en casi ningún símbolo como elemento de arrastre y confrontación entre humanos medianamente inteligentes, que a veces los hay.

No pretendo tampoco hacer de este blog un panegírico de religiones y espiritualidades varias, si bien respeto todas las habidas por haber siempre y cuando no me quieran catequizar por la fuerza. Odio los aspavientos y las liturgias, ya sean religiosas o laicas, tanto me da, tan nefastas son las unas como las otras.

En fin, no sé qué coño quiero hacer abriendo este blog, pero con el tiempo y alguna participación expontánea espero que vaya tomando cuerpo y, hasta podría ser, espíritu.

Por hoy me despido, querid@s desconocid@s, hasta otra, que os vaya bien.

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