Esta noche me siento nostálgico, con algunas músicas rondando mis pieles ateridas, esas músicas que en su día, allá por los setenta del siglo pasado (ya soy tarra, hay que reconocerlo) dieron impluso a una vida que recién empezaba a salir del cascarón. Fueron años duros, negros como los ojos negros, y tristes, muy tristes. Aunque también tuvieron sus momentos gloriosos, hechos de carreras y canciones, pegadas de carteles con engrudo en las noches frías del invierno y pintadas subversivas con brocha y pintura acrílica, para que durara. Buenos tiempos, nostálgicos tiempos, seguramente porque éramos jóvenes patilludos y pantalón de pata de elefante, chaqueta de pana y pipa, para darse importancia. El embrión de la futura clase dirigente, casi ná.
En fín, ahora os traslado algunas de las canciones que marcaron mis pasos, espero que os gusten aunque suenen a rancias.
Comienzo con "Nana de la cebolla", versión de Joan Manuel Serrat de un poema de Miguel Hernandez, poeta de cabecera de aquellos años.
3 comentarios:
jo...tu, no dejas espacio para las mias...
Para que vayas haciendo boca, te pongo otras músicas con sabor a lima, mango y palta. No te las pierdas.
No me las perdí.
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