Sí, después de tanto tiempo retomo mi relación con este blog, que aunque nadie lo crea ya, es mío y solo mío. Y es que no se puede estar al plato y a las tajadas, todo al mismo tiempo. No es sano. Las neuronas, las pocas que me van quedando, chirrían.
Bueno, a lo que voy. La semana pasada, he visto y estado con mi retoño. El Nano, sí, el famoso Nano, el trompista. Ese que anda por Donostia estudiando como no ha estudiado en su vida, que ya era hora, chato! Está bien, yo diría que más que bien. Se le ve más maduro, más hecho, con más gancho. En fin será pasión de padre pero me ha dado muy buenas vibraciones. Parece que está en el camino correcto y con la mente despejada, lo que no es poco con los tiempos que corren.
Y en esta semana es nuestro cumple. Los dos cumplimos años, nos llevamos solo un día de diferencia. Yo el 22 y mi hijo el 23. Empezó su madre con el parto el mismo día 22 sobre las 8 de la tarde, pero el "jodío" niño se retrasó hasta las 8 de la mañana del 23. ¡Solo por joder!. Para no darme el gusto de cumplir los años el mismo día, los dos juntitos, para los restos. Aunque la verdad es que la culpa la tuvo la comadrona, que era una cabrona y no quiso avisar al médico cuando el parto se retrasaba tanto y el bebe se estaba quedando medio asfixiado.
La verdad es que tengo pocas cosas que contar, he perdido la costumbre después de tanto tiempo ocioso con mi blog. Espero retomar pronto el hilo.
Agur.
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