Ya no quedan mileuristas.

Ya hace algunos días que no escribo en mi blog. Lo tengo abandonado y perdido en el proceloso mar de mis olvidos. No es que no quiera escribir, es que a veces no tengo nada que decir ni decirme. Sucede a menudo, para qué escribir si me veo todo el día, si me saludo a cada instante entre el carrito de la compra y la tabla de planchar? Es lo que tiene ser pre-jubilado y saber hacer las tareas del hogar, que menudo chollo tiene mi costilla!
También he estado ocupado ayudandola a encontrar nuevo trabajo, venga mandar curriculums mediante los portales de empleo de la red, despues de revisar miles de ofertas, algunas se repiten con distintos enunciados y parecidos textos, depurar lenguajes para descubrir el fondo del anuncio y que no nos lleve a engaño. Una tarea ardua, constante y, a veces, ingrata porque hay días que despues de ver más de mil anuncios no se encuentra ni uno que merezca la pena hacer el esfuerzo, y mira que es pequeño, de mandar el dichoso curriculum. Y otra son los salarios correspondiendo con las exigencias de las empresas. Vease ejemplo.

"Multinacional? precisa incorporar a su centro logístico ubicado en las afueras de Madrid administrativo con titulación de grado medio, conocimientos de comercio exterior, experiencia demostrable en sistema informático SAD, inglés hablado y escrito a nivel nativo, carnet de conducir y coche propio (imprescindible para poder acceder al puesto de trabajo), con un mínimo de 3 años de experiencia en el sector, se valorarán conocimientos de diseño de páginas web y comercio electrónico. Contrato de tres meses por ETT con posibilidad de continuar en la empresa pasado ese periodo. 850 Euros brutos mes por 12 pagas.

(¡Dónde se quedaron los mileuristas de antaño!)

Ahí es ná. Descansados se han quedado los colegas. Así que en esas hemos estado mi contraria y yo estos ultimos días. De busca y captura del trabajo perfecto. Como resultado de remitir más de 50 veces el curriculum y de asistir a unas 15 entrevistas, que llamar llamaban las ETTs y/o las empresas, decidimos que mejor se quedaba como estaba, cerca de casa con salario competitivo (según los últimos baremos) y horario no demasiado malo. Conclusión: ¡Virgencita que me quede como estoy!